1. Todas las personas tienen dignidad. Con
independencia de la edad, las enfermedades, el estado cognitivo o el grado de
discapacidad o dependencia las personas mayores son poseedoras de dignidad. Por
tanto, deben ser tratadas con igual consideración y respeto que las demás.
2. Cada persona es única. Ninguna
persona mayor es igual a otra. Cada persona tiene su propio proyecto vital. Por
tanto, la atención personalizada es imprescindible.
3. La biografía es la razón esencial de la
singularidad. La biografía es lo que convierte en única a cada
persona mayor. Por tanto, ésta se convierte en el referente básico del plan de
atención.
4. Las personas tienen derecho a controlar su propia
vida. La persona mayor se considera como un agente activo y protagonista de su
proceso de atención. Por tanto, se respeta la autonomía de las personas y se
buscan oportunidades y apoyos para que éstas tengan control sobre su entorno y
su vida cotidiana.
5. Las personas con grave afectación cognitiva también
tienen derecho a ejercer su autonomía.
La autonomía no se entiende como una
capacidad única y fija. Por tanto, no se renuncia a trabajar desde la autonomía
con las personas gravemente afectadas, identificando oportunidades y apoyos que
permitan su ejercicio. Y también la autonomía se entiende como un derecho que,
cuando la persona no es competente para tomar decisiones y actuar, es ejercido
de modo indirecto a través de los otros, quienes deciden teniendo en cuanta los
valores y preferencias de quien es representado.
6. Todas las personas tienen fortalezas y capacidades. Las personas
mayores, aun teniendo altos niveles de dependencia, también tienen fortalezas y
capacidades. Por tanto, la mirada profesional no solo se fija en los déficits y
limitaciones y busca una relación que reconoce las fortalezas y capacidades de
cada persona y el fortalecimiento de las mismas.
7. El ambiente físico influye en el comportamiento y
en el bienestar subjetivo.
Especialmente en las personas en situación de dependencia, el ambiente físico
tiene gran importancia en su bienestar subjetivo. Por tanto, es preciso lograr
entornos accesibles, confortables, seguros y significativos.
8. La actividad cotidiana tiene una gran importancia
en el bienestar y salud de las personas. Lo cotidiano, lo que sucede en el día a día, las actividades que
realizan las personas mayores influye de forma determinante en su bienestar
físico y subjetivo. Por tanto se procuran actividades plenas de sentido que
además de servir de estímulo y terapia resulten agradables y hagan sentir bien
a las personas.
9. Las personas son interdependientes. El ser humano
se desarrolla y vive en relación social; necesita a los demás y a la vez
influye en ellos. Por tanto, los otros -los profesionales, la familia, los
amigos o los voluntarios- son esenciales en el desarrollo del proyecto vital de
las personas mayores teniendo un papel clave en el ejercicio de su
autodeterminación y en el logro de su bienestar.
10. Las personas son
multidimensionales y están sujetas a cambios. En las personas mayores
interactúan aspectos biológicos, psicológicos, sociales y espirituales.
Requieren de apoyos diversos y ajustados a las diferentes situaciones. Por
tanto, es preciso ofrecer atención desde intervenciones.
Avanzar en AGCP. Marco y fases para liderar un cambio de modelo
© Teresa Martínez Rodríguez, 2013
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